Ricky Martin, Jaume Collboni y Nichi Vendola. Reflexiones antes de las Calendas de abril


La semana pasada estuvimos de viaje en Roma, esta vez con mis padres. Era un viaje pensado mucho tiempo atrás, hace como 5 años. Vaya que muy esperado. La adversidad ha querido que cogiera el peor catarro de la historia de mi vida, un cóctel de anginas, rinitis aguda, otitis aguda en los 2 oídos, conjuntivitis y la empecinada fiebre que a pesar de que en mi cuerpo parece un centro experimental de Farmaindustria remite lentamente. Pero de lo que quería hablar no es ni de enfermedades, ni del bonito viaje del que por cierto dejo una foto…


Dos gaviotas pati-amarillas, en català gavià argentat de potes grogues y en latín larus michahellis posando con el Coliseo de fondo.

Lo que quería contar aquí es que nos fuimos en un día curioso, el lunes 30 de marzo, uno de esos días en que a uno le apetece escribir algo a pesar de que sepa que con ello puede quebrantar la orden de alejamiento de Internet que tiene auto-impuesta. Pero ese lunes fue uno de esos días en que alguien como yo no podía por más que sonreír ante tres noticias que se dieron a conocer. Una sonrisa de esas que proceden de sentimientos primarios relacionados con emociones tales como la venganza o la simple alegría.


RICKY MARTIN.

El lunes por la mañana nos desayunamos con la noticia de que Ricky Martin salía de la caverna, digo del armario, y gritaba al mundo que era homosexual. Bueno, la verdad es que siendo francos tampoco es que su sexualidad fuera el secreto mejor guardado. Al menos en Barcelona era vox populi desde hacía un lustro. No sé si el rumor se originó cuando se le ocurrió, tras un concierto, pasar la noche en un gran hotel de lujo de la ciudad acompañado de un chico local. Dicen que en el ambiente LGBT si no quieres que se sepa algo “ni siquiera lo pienses”. Por supuesto, todos nos enteramos de con quién se lo había montado esa noche. Claro que tuvo suerte porque si hubiera sido en estos tiempos, en lugar del boca a boca, el servicio de habitaciones le hubiera hecho un vídeo para vendérselo a la jauría del Sálvame, o del Jódeme, o de alguno de esos programas lamentables que se traga la mitad de España.

En fin, al final ha resultado que el más patético de los homosexuales armarizados mediáticos, o como diría un amigo, emboscados, ha sido valiente y ha dado el paso algo que no pueden decir muchas, ni muchos. Supongo que quizá se habrá cansado de chantajes, o a lo mejor ha sido influido por la campaña “GIVE A DAMN” en la que actores y cantantes anglo-americanos animan a involucrarse a favor de los derechos LGTB, para evitar, por ejemplo, agresiones homófobas y transfobas, que los adolescentes LGTB sean echados de sus hogares o que gays y lesbianas sean expulsados del Ejército de los EEUU si se descubre su homosexualidad, etc.:



O tal vez, Ricky Martin, simplemente quiera vivir en paz su propia vida con quien le dé la gana aunque esto no le vaya a resultar fácil a partir de ahora. No en vano le espera una reducción de ingresos, un aluvión de críticas, problemas de todo tipo y hasta agresiones que seguro que las habrá de alguna homófoba o meófoba quinceañera. En adelante, haga lo que haga y diga lo que diga todo será diferente porque antes que cantante mediocre será Gay, marica, bujarra. Es por ello que espero que tenga algún recuerdo para todos aquellos chicos y chicas adolescentes latinoamericanos que en su día a día viven bajo el estigma de la peste de su homosexualidad. A mí, en particular, me gustaría que llevara su vida de una forma tranquila y que hablara de su sexualidad con frescura, naturalmente, cuando tocara, y no en debates absurdos tipo faranduleo o analítico-psicológicos que también los hay. Espero, eso sí, que tampoco se convierta en un Jesús Vázquez que de estar imputado en el Caso Arny se ha convertido en Embajador de la UNESCO, o lo que es lo mismo, una versión mundana de las Drags de “A Wong Foo” que en cierto momento de la película se las tilda de ángeles, sin sexualidad, por supuesto. Vamos que espero que Ricky Martin tenga una vida sexual y no sea otro ángel más, salido del armario, que de esos ya está el cielo copado.

En resumen, una lección para Tiziano Ferro, Tom Cruise, Zachary Quinto y tantos otros que han hecho del anuncio de IKEA su enseña y su bandera y reinventan su vida diario. Y es que cuando se tiene lo bastante como para vivir 100 vidas y no necesitar tirar un currículum nunca jamás, hablar abiertamente de tu homosexualidad tampoco debería importar demasiado. Seguro que más difícil lo tiene un adolescente de Valencia de padres católicos y votantes del PP.


JAUME COLLBONI.


Unas horas más tarde, el lunes al mediodía, Jaume Collboni era presentado en ceremonia solemne como nuevo director de campaña del PSC para las Autonómicas de noviembre 2010. Su misión: tratar de convencer a la gente que Montilla debe seguir 4 años más, es decir, de evitar lo inevitable. Lo de menos es, quizá, que Jaume Collboni es gay, algo que, que yo sepa, nunca ha ocultado y es más, en la época en que se contaban con los dedos de las manos los activistas del PSC, JSC y UGT, cuya homosexualidad era pública, Jaume Collboni estaba entre ellos; igual que Miquel Iceta, cuya declaración pública acerca de su homosexualidad, acerca de su propia vida privada, en un conocido Pub del ambiente de Barcelona durante la campaña de las Autonómicas de 1999, fue un revulsivo para la visibilidad LGBT, no sólo en cuanto a la política catalana, sino también en lo que a la española se refiere. Desde entonces, la izquierda catalana ha mantenido una postura unívoca respecto a las políticas LGBT, algo que ha arrastrado, mal que les pese, a los de CDC. Al otro lado del espectro, sigue estando la minoría: El PP de Catalunya y la Unió de Duran i Lleida, esa especie de adalid de la política de Estado. Ambos partidos mantienen sus posturas homófobas aunque mucho más atenuadas que antes.

Así pues, me atrevería a decir que hoy por hoy la política catalana ha superado el cleavage homosexual-heterosexual, un cleavage digamos que minoritario, aunque para mí siempre haya sido algo indiscutible a la hora de dar mi voto a un partido. Los derechos LGBT no se discuten salvo para avanzar y en un contexto técnico y no de debate social. Esa es la principal novedad del panorama actual y en ese contexto que Jaume Collboni sea gay es de por sí algo intrascendente. La primera línea de la política catalana ya no necesita más ruedas de prensa como la que dimos aquella tarde-noche de octubre de 1999 en aquel Pub del ambiente de BCN, porque simplemente ya no hace falta. Mientras tanto, todavía hoy, personajes como Mariano Rajoy o Rita Barberà (en la foto a la izquierda) siguen reinventando su vida, día sí, día también. ¿No les sería más fácil hablar claro, como lo ha hecho Ricky Martin? ¿O es que el PP considera que, por ejemplo, los valencianos son tan primitivos que tendrían reparos en seguir dando su voto a una alcaldesa de todos sabido que es lesbiana? Quizá podrían fijarse en las alcaldías de París, Berlín y tantísimas ciudades, para ver que en realidad no pasaría nada. O tal vez les dé miedo cambiar el discurso por otro más genuino y auténtico que para variar se base en una verdad. Claro, supongo que les será más fácil enrocarse en su política de negación de la verdad que tantos réditos parece darles en este país de idiotas.


NICHI VENDOLA.

Para celebrar la tercera noticia de aquel lunes, hubo que aguardar a la noche, cuando Nichi Vendola, candidato de las listas de izquierda en la región italiana de Puglia (Apulia), era confirmado como ganador de las elecciones y, por tanto, reelegido Presidente. La victoria de Vendola fue una de las escasas buenas noticias que tuvo la noche electoral de las elecciones regionales italianas. Al contrario que con Collboni, que Vendola, líder del partido Sinistra ecologia e libertà, partido de raíz eco-comunista y a la izquierda del PD, sea gay, no es una cuestión baladí. Nichi Vendola es un personaje querido en su región, con una proyección carismática. Pero ante todo es militante LGBT. Su activismo le llevó a impulsar la Liga Italiana para la Lucha contra el Sida y a ser uno de los fundadores de Arcigay. Pese a que para el Vaticano sea poco menos que el emisario de Satán en su coto privado de caza (Italia), sus conciudadanos pugliesi han considerado que en estos tiempos de crisis su proyecto sigue mereciéndoles la confianza.

En la foto Nichi Vendola encendiéndose un cigarrillo en una manifestación pro-derechos LGBT. Un poco más atrás el chaquetero y gay armarizado Daniele Capezzone (con cuernos) que viajó del Partido Radical al PDL de Berlusconi. Más abajo Miquel Iceta.


Con todo y con eso, la reelección de Vendola me temo que no será el catalizador del cambio de orientación de la política italiana respecto a los derechos LGBT como sí lo fuera el outing de Miquel Iceta en 1999. No es que lo de Iceta sea más que lo de Vendola. Más bien se trata de que la España de 1999 estaba más trabajada que la Italia de 2010. Conviene recordar que cuando Iceta dio la conferencia en España ya se habían aprobado legislaciones de uniones de hecho en numerosos municipios, aprobado leyes de parejas de hecho en algunas Comunidades Autónomas y se había debatido en las Cortes la Ley de Parejas de Hecho (quién no recuerda aquellos famosos empates en el Congreso). Mientras, en Italia, sólo en este último año se ha iniciado algo parecido a un movimiento municipal a través de un aluvión de demandas privadas que han obtenido respuestas favorables en algunos ayuntamientos como el de Turín. Sin embargo, en el Bel Paese la vía Parlamentaria no llegó ni siquiera a explorarse, ni aun cuando gobernaba Prodi, cuyo gobierno impulsó el proyecto de las DICO, una pseudo Ley de Parejas de Hecho bastante ridícula que fue boicoteada desde dentro, por algunos Parlamentarios del bloque de gobierno, y desde fuera, como no, por el Vaticano que en esa ocasión organizó todo un despliegue sin precedentes en la historia de ese absurdo Estado creado por Mussolini en 1927 y logró tensar al máximo la cuerda con las instituciones italianas. Tanto es así que su actitud respecto a las DICO fue uno de los motivos de la caída del Gobierno. Todo ello queda perfectamente explicado en la película Improvvisamente l’inverno scorso que os recomiendo.

Me temo, pues, que Italia llegará a 2011 siguiendo ajena a los cambios sociales en materia de derechos LGBT que ya se han producido en toda Europa Occidental; sin dotarse en consecuencia de una mínima legislación que regule y proteja a las parejas del mismo sexo. Decir que es culpa del Vaticano no sería del todo justo, vamos que suena a escusa, cuando activistas como Vendola arrasan en unas elecciones. Falta una izquierda sin complejos y sobran malos políticos. Respecto al peso de los curas en esta inacción está claro que es relevante. El Vaticano se opone a las legislaciones LGBT con la misma beligerancia que Rita Barberà o Mariano Rajoy lo hacen en España, lo cual para mí no deja de ser asombroso teniendo en cuenta que pese a su supuesto celibato, una gran parte de los religiosos son homosexuales. ¿Quién mejor que ellos debería entender lo que se siente en un contexto de desigualdad social? Esto me lleva a preguntarme sobre ¿cuál será la sexualidad del Papa Benedicto XVI? Es decir, se presupone que este señor ha hecho voto de castidad, algo que por cierto no cumplieron bastante más del 80% de sus predecesores, pero eso no significa que el Papa sea un castrato. Puestos a pensar, ¿no será que su especial beligerancia hacia la homosexualidad se deba a algo personal y mal resuelto en su vida? Es decir, ¿no será otro homosexual más a lo American Beauty? ¿Y que me decís del Cardenal Bertone?