La Manifestació contra l'homofòbia y el Pride Barcelona 2011: Uno de los dos sobra, forastero...



¿Quién dijo que se habían superado las divisiones en el Mundo LGBT de Barcelona?

El 25 de junio participé en la Manifestación de la Comissió Unitària del 28 de Juny per l’alliberament de gais, lesbianes i transsexuals con el lema “Contra l’Homofòbia, ara, sempre i arreu”. A las 19h partimos de Plaça Universitat en dirección a la Rambles, desde donde remontamos Ferran hasta alcanzar la Plaça de Sant Jaume. Allí un chico lituano dio un breve discurso donde denunciaba la homofobia en su país y en la Europa del Este. Después, el poeta Miquel Sarrià leyó el manifiesto del que os dejo el vídeo. Para acabar, dos chicas de Sin Vergüenza, mi ex grupo universitario cuyo nombre, estatutos, etc. se concibieron en la mesa de comedor de Fina Orenes hace lo menos 15 años (lo que sin duda otorga al grupo un caché difícil de emular, dicho sea de paso), leyeron un texto muy emotivo.




De la manifestación no sabría con qué quedarme. Me gustó, por ejemplo, el hecho que, como siempre, cada uno iba como le daba la gana: punks, drags, grupos con divisa, sucios, limpios, de playa, con cuerpo de gym (pocos, la verdad), tatuados a lo polinesio, vestidos de noche, disfrazados, gente en grupo, gente sola, etc. Yo por mi parte lucí la camiseta que me regaló mi amigo Sergio comprada en Stonewall Inn, NY. Nada más apropiado para la ocasión, teniendo en cuenta que 15 horas antes se acababa de aprobar el matrimonio del mismo sexo en Nueva York. También me gustó haber conversado con los chicos de Sinver con quienes hice toda la marcha, los cuales me explicaron cómo fue el nacimiento de la Plataforma de Activistas Sin Vergüenza, y algo de sus objetivos.


A la izquierda los chicos de Sin Vergüenza durante la manifestación. A la derecha una de las pancartas


La nota negativa fue, sin embargo, la escasa participación. ¡Poco más de 1000 personas! Cada vez somos menos gente y cada vez los organizadores están más solos. Tanto es así que hasta te da la sensación de formar parte de una especie de procesión maldita que parece tener que pedir disculpas por (intentar) ocupar algunas de las principales arterias del centro de Barcelona en un sábado por la tarde. Sientes como miles de personas te miran, como absortas, en un silencio made in Spain, es decir, un silencio de lo más hipócrita y rajero. Un panorama muy distinto al que viví en el Pride donde uno, poco a poco, se va contagiando de la euforia. Al rato de estar allí la sensación de alegría y participación acaba por contagiar a todos los viandantes. En el Pride la fiesta parece no tener fin, bueno sí, la llegada de Alaska, un final paradigmático de esta otra visión de nuestra fiesta.


A la izquierda la pancarta de cabezera. A la derecha toda verdad y nada más que la verdad.


Por si a alguien le interesara, la participación en la manifestación del 28 de junio está experimentando una caída libre. En 2009 fuimos 9000 personas y en 2011, 1000. Obviamente el origen de este desastre está en el sempiterno cisma del asociacionismo LGBT en Catalunya que culminó en 2009 con la creación del Pride, con el que todas partieron peras definitivamente. Y de seguir así, el Pride acabará con la histórica jornada de reivindicación contra la homofobia, cuya tradición arranca en 1977 cuando 5000 personas se manifestaron en un clima de represión e ilegalidad en lo que fue la primera marcha LGBT en España. Es curioso haber visto a algunos de los históricos de aquella época llevando la segunda pancarta del desfile del Pride, y más curiso que no se dejaran caer por la Manifestación. Justo los mismos (algunos) que fomentaron y alimentaron todas estas disensiones desde 1977. En fin, los tiempos cambian...



A la izquierda la pancarta del Col·lectiu. A la derecha un cajetilla diferente.


Cualquier persona con dos dedos de frente diría que lo ideal sería que ambas cosas se complementasen, es decir, que todas las entidades fueran a la manifestación y luego, al otro día, participasen en el desfile con sus mejores galas, o mejor sin ellas. Pero el sentido común es el menos común de los sentidos. Así que me temo que la histórica manifestación tiene los días contados (si Rajoy y Rouco no lo remedian y casi estoy por decir que ojalá). Sobre su lecho de muerte se afirma el Pride. Su objetivo a corto plazo: celebrar el Europride 2014 en Barcelona, algo que parece casi un hecho. Los 85.000 participantes del Pride de este año son el principal activo de la candidatura, pero no el único. El Pride es un negocio político y económico. No en vano acudieron 5 partidos políticos con sus respectivas performances: IC-EV, ERC, PSC, Ciutadans y CDC; y entre sus patrocinadores encontramos una lista de organizaciones públicas que da miedo: la Patronal PIMEC, la Diputació de Barcelona, TMB, Ajuntament de Barcelona, 3 conselleries de la Generalitat, Barcelona Turisme y un elenco de empresas privadas y sponsors que sería imposible detallar aquí y además, tampoco me apetece. Por el contrario, a la manifestación acudieron: Amnesty, IU (EUiA) y TVVM y contó con el apoyo de la Regidoria de Drets Civils de l’Ajuntament i la Conselleria de Benestar Social de la Generalitat. Sin color. Está claro que Barcelona apuesta así por la fiesta y el consumismo a la americana (o a la madrileña) o, simplemente, por un punto de vista más alegre (tomando una de las acepciones de la palabra Gay) para una jornada reivindicativa y festiva que, al fin y al cabo, es patrimonio de todos los LGBT, de los politizados y de los indiferentes, de los luchadores y de los arribistas ¿A quién le importa lo que yo diga?


A la izquierda la bandera LGBT durante el Pride. A la derecha EUiA durante la Manifestación del sábado.


Para acabar me pregunto si las asociaciones LGBT catalanas, siempre peleadas ellas, siempre mirándose a su respectivo ombligo, por no decir nada algo más abajo, ya sean las del "tipo idearios inflexibles y excluyentes que reducen a la nada todo aquello que no comulga con una determinada manera de entender la lucha contra la homofobia, o de entender la visibilidad LGBT”, ya sean las del "tipo destino mi programa de actividades a gastar subvenciones y mi ideario real es la colocación de cargos en alguna institución pública”, permitirán que la manifestación contra la homofobia acabe por desaparecer del mapa. Me pregunto también si el vacuo (pero muy divertido) Pride de Barcelona, dominado por la comunión: intereses empresariales - intereses turísticos, será capaz de integrar en su "programa de fiestas" una digna manifestación reivindicativa, cuyo objetivo sea la lucha contra la homofobia que todos ellos han sufrido en sus carnes y la mayoría continuamos sufriendo. Una manifestación que además sea un acto de recuerdo a los LGBT asesinados y de solidaridad con todos aquellos que no han tenido la suerte de nacer en una ciudad privilegiada como Barcelona, cuyas asociaciones, empresas y colectivos LGBT se pueden permitir el lujo de perjudicarnos a todos y concurrir divididos en nuestro gran día, entre la indiferencia y la intransigencia.


Parte de los 85.000 asistentes a la cloenda del Pride.

I Love NY



¡Feliz 28 de Junio a tod@s!