Shangay nos ha dejado. Decir por aquí lo que me afecta o deja de afectarme podría resultar snob y hasta ridículo, una obscenidad más en los tiempos de la exhibición injustificada, de no ser porque fue en este espacio donde nos conocimos: nuestros blogs, nuestras causas, nuestras batallas, nuestras llamadas a deshoras. Fueron años bonitos que a veces echo de menos.
No puedo evitar llorar de rabia, de pena o de qué sé yo. Aun así tengo la certeza que a un tío como ella le gustaría que hoy la recordásemos brindando a su salud. Con alegría. Con desenfreno. O mucho, pero que mucho mejor, follando con un chulazo a lo grande. Porque la vida es maravillosa aunque hoy lo sea un poco menos.
Querida Enrique, te echaremos mucho de menos. Descansa (o líala) con Nemat y todos los que te están esperando en tu fiesta de bienvenida. Y festejad a la salud de los que nos quedamos aquí, un poco más huérfanos que ayer.
Nivorg.