Pues sí, lo que nos faltaba. En 2008 y en plena Europa, Brokeback Mountain, la oscarizada película de Ang Lee y, dicho sea de paso, ganadora del León de Oro en la Mostra de Venecia en 2005, ha sido censurada durante la emisión realizada por RAI 2 (cadena Estatal italiana) el pasado lunes día 8. Es, sin lugar a dudas, una de las noticias más freak del año. Los “tijeretazos” se aplicaron sobre las escenas sexuales (las de la tienda de campaña y las del reencuentro de los protagonistas, años después), y también sobre las muestras de afecto entre los dos protagonistas. Es decir, se cargaron la película. Para quien no la haya visto debo decir que las escenas de sexo no son especialmente fuertes. Cualquiera habrá visto miles y miles de películas y series con escenas mucho más pasaditas de vueltas que éstas; aunque, eso sí, aquí la cosa es distinta, ya que se trata de dos pedazo de hombres como la copa de un pino que practican sexo.
Y debe ser esto, por lo visto, lo que desató un terror histérico en ciertos círculos conservadores italianos. Me parece claro y entendible que una historia de amor entre dos hombres, dos cowboys masculinos, asuste a todos aquellos que se empeñan en encasillar a los gays como personajes de película cómica de los 60; y también a los que se empeñan en negar que miles de hombres (y mujeres) se han visto obligados a casarse con una mujer (u hombre) que no deseaban. Sí, su actitud me parece coherente con sus ideas trasnochadas y fascistas. Lo que ya no me parece tan claro es cómo pretenden tratar de ocultar eternamente esta realidad de la vida a la “feliz” (por indiferente) pequeña clase media y trabajadora italiana, que en estos temas se está demostrando especialmente aburguesada. Desde luego, no hay más ciego que el que no quiere ver. Y son realmente ciegos los que no ven cómo la homofobia y el heterosexismo campan a sus anchas por las instituciones y la sociedad italianas.
Por descontado, llueven las excusas desde RAI 2, cadena actualmente controlada políticamente por la Lega Nord (el partido derechista-secesionista de Bossi que da apoyo a Berlusconi). RAI 2 explicó ayer, a través de una nota, que tal censura fue debida a "un error": al parecer se había encargado a la distribuidora una copia con "visado de censura" que fuera apta para todos los públicos (el film está catalogado no apto para menores de 14 años), por si se emitía a las 21 horas (horario habitual de emisión de películas en Italia). Sin embargo, la película se emitió más tarde, a las 22:45h, ya lejos del horario infantil, pero con todo y con eso los tijeretazos no se quitaron. Incluso hoy, aseguran que la retransmitirán íntegramente. En fin, lamentable.
Y debe ser esto, por lo visto, lo que desató un terror histérico en ciertos círculos conservadores italianos. Me parece claro y entendible que una historia de amor entre dos hombres, dos cowboys masculinos, asuste a todos aquellos que se empeñan en encasillar a los gays como personajes de película cómica de los 60; y también a los que se empeñan en negar que miles de hombres (y mujeres) se han visto obligados a casarse con una mujer (u hombre) que no deseaban. Sí, su actitud me parece coherente con sus ideas trasnochadas y fascistas. Lo que ya no me parece tan claro es cómo pretenden tratar de ocultar eternamente esta realidad de la vida a la “feliz” (por indiferente) pequeña clase media y trabajadora italiana, que en estos temas se está demostrando especialmente aburguesada. Desde luego, no hay más ciego que el que no quiere ver. Y son realmente ciegos los que no ven cómo la homofobia y el heterosexismo campan a sus anchas por las instituciones y la sociedad italianas.
Por descontado, llueven las excusas desde RAI 2, cadena actualmente controlada políticamente por la Lega Nord (el partido derechista-secesionista de Bossi que da apoyo a Berlusconi). RAI 2 explicó ayer, a través de una nota, que tal censura fue debida a "un error": al parecer se había encargado a la distribuidora una copia con "visado de censura" que fuera apta para todos los públicos (el film está catalogado no apto para menores de 14 años), por si se emitía a las 21 horas (horario habitual de emisión de películas en Italia). Sin embargo, la película se emitió más tarde, a las 22:45h, ya lejos del horario infantil, pero con todo y con eso los tijeretazos no se quitaron. Incluso hoy, aseguran que la retransmitirán íntegramente. En fin, lamentable.
Tampoco se han hecho esperar las reacciones ante este nuevo escándalo homofóbico (y en Italia llevamos ya unos cuantos). Partidos, prensa escrita italiana y grupos de gays y lesbianas, han sido unánimes en la condena y en la demanda de explicaciones. Muchos se preguntan si esta censura, tipo años 50, está prevista aplicarla a todas las escenas eróticas o con desnudos (femeninos, claro está) que pueblan las cadenas de Berlusconi, y también las públicas. Si que dos hombres se besen con más o menos pasión es motivo de censura, supongo que en adelante, la tijera del censor se va a volver loca con todo lo que aparece en la caja tonta, y que a mi juicio no es apto para la gente decente: yo empezaría por censurar las barrabasadas del Presidente del Consiglio Berlusconi (votado como solución a la crisis del Estado por el 55% de la población), para continuar con las palabras ofensivas que brotan a diario de la boca del portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi; seguiría por las imbecilidades de Bossi, de diferentes ministros del gabinete y de varios dirigentes más de Força Italia.
En resumen, lo de Italia viene de lejos. Es algo a parte. Italia hace tiempo que navega a merced de los vientos. Precisa de un cambio social y, por descontado, político; un cambio obligado hacia una refundación de su República sobre unas bases más sólidas, más democráticas y en cualquier caso, libre de las presiones de la Iglesia, de outsiders de la política, de bravuconadas, de una justicia anquilosada y, sobre todo, libre de instituciones delictivas que cuentan con un fuerte peso social, político y económico en determinadas regiones (e incluso en el seno de los 2 estados que conforman Italia, el democrático y el Teocrático). Porque hablar de Italia sin contar con el Vaticano es dejarse la mitad de la explicación. El agotamiento pesa y su hasta ahora activo movimiento social se resiente de ello. El resultado de las últimas elecciones de esta primavera que encumbraron a Berlusconi a un poder indiscutido, son un reflejo de este cansancio y de la falta de soluciones. Sí, soy pesimista respecto a Italia.
En este contexto, lo de la TV y lo del tema gay no son el problema en sí, sino la consecuencia de todo ello. Todavía hay quien se empecina en creer que la TV italiana es libre y no está influenciada por el Gobierno; que el status quo que funcionó desde los 70 a los 90, y que repartía las cadenas públicas entre las diferentes sensibilidades, aún sigue vigente hoy con los tiempos que corren... Los hechos demuestran lo contrario y sino al tiempo.
¿Qué necesitan los italianos para reaccionar? ¿Qué catarsis colectiva hace falta para que Italia se sacuda de encima a ese monstruo anclado al otro lado del Tíber? Qué formidable equivocación la de Pipino que pese a ser “Breve”, nos legó este Estado perverso, llamado hoy Vaticano, in secula seculorum.
En resumen, lo de Italia viene de lejos. Es algo a parte. Italia hace tiempo que navega a merced de los vientos. Precisa de un cambio social y, por descontado, político; un cambio obligado hacia una refundación de su República sobre unas bases más sólidas, más democráticas y en cualquier caso, libre de las presiones de la Iglesia, de outsiders de la política, de bravuconadas, de una justicia anquilosada y, sobre todo, libre de instituciones delictivas que cuentan con un fuerte peso social, político y económico en determinadas regiones (e incluso en el seno de los 2 estados que conforman Italia, el democrático y el Teocrático). Porque hablar de Italia sin contar con el Vaticano es dejarse la mitad de la explicación. El agotamiento pesa y su hasta ahora activo movimiento social se resiente de ello. El resultado de las últimas elecciones de esta primavera que encumbraron a Berlusconi a un poder indiscutido, son un reflejo de este cansancio y de la falta de soluciones. Sí, soy pesimista respecto a Italia.
En este contexto, lo de la TV y lo del tema gay no son el problema en sí, sino la consecuencia de todo ello. Todavía hay quien se empecina en creer que la TV italiana es libre y no está influenciada por el Gobierno; que el status quo que funcionó desde los 70 a los 90, y que repartía las cadenas públicas entre las diferentes sensibilidades, aún sigue vigente hoy con los tiempos que corren... Los hechos demuestran lo contrario y sino al tiempo.
¿Qué necesitan los italianos para reaccionar? ¿Qué catarsis colectiva hace falta para que Italia se sacuda de encima a ese monstruo anclado al otro lado del Tíber? Qué formidable equivocación la de Pipino que pese a ser “Breve”, nos legó este Estado perverso, llamado hoy Vaticano, in secula seculorum.
Podéis ver la noticia completa en las webs de los principales diarios italianos y españoles.
1 Comentarios:
Definitivamente son de mente muy cerrada los que la censuraron, yo vi la pelicula, y creeme verla sin el morbo de la joteria, te resulta interesante, puesto que la plantearon demasiado real, muy apegada a como suceden las cosas en la vida real, claro que se presto a demasiadas criticas, pero de que es una buena pelicula lo es, saludos desde mexico
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