Ver artículo anterior en Nivorg: El Vaticano rechaza la despenalizacion
Desde el 10 de diciembre, la Asamblea General de la ONU se encuentra debatiendo la despenalización universal de la homosexualidad. El objetivo es tener listo el documento para el próximo viernes 19 de diciembre, antes de su receso de invierno. Pero a un día de que se apruebe (o no) el documento, la cosa está complicada…
Para empezar, la iniciativa, que partió de Francia, cuenta hoy por hoy con el apoyo de los 27 miembros de la UE a los que se han adherido: Noruega, Islandia, Ucrania, Croacia, Argentina, Brasil, Sudáfrica, Gabón, Japón o Nueva Zelanda. Lamentablemente, y por lo que he podido leer, los negociadores europeos verían como ¡un gran éxito! conseguir la firma de 60 países; o sea, menos de la mitad de los 192 miembros que componen la ONU. Y es que hemos de contar que son 86 países los que criminalizan la homosexualidad y la transexualidad, y 7 más donde no es del todo legal (es decir, la mayoría). Sin ir más lejos, en contra de la declaración ya se han posicionado un nutrido grupo de países musulmanes, así como varios estados africanos, asiáticos y caribeños. La postura más cómica (si no fuera porque de lo que estamos hablando, de muertos y encarcelados por razón de orientación o identidad sexual, es algo muy serio) es la sostenida por el Vaticano, que de no haber cambio de viento, al parecer ahora no se opondrían abiertamente a la declaración, aunque eso sí, con bastantes matices. De todas formas los del otro lado del Tíber mantienen su enconada oposición sotto voce, lo cual, dicho sea de paso, ha permitido alimentar la postura de los países musulmanes radicales y de otros, de raigambre católica, como los caribeños. En fin, sin comentarios…
Para empezar, la iniciativa, que partió de Francia, cuenta hoy por hoy con el apoyo de los 27 miembros de la UE a los que se han adherido: Noruega, Islandia, Ucrania, Croacia, Argentina, Brasil, Sudáfrica, Gabón, Japón o Nueva Zelanda. Lamentablemente, y por lo que he podido leer, los negociadores europeos verían como ¡un gran éxito! conseguir la firma de 60 países; o sea, menos de la mitad de los 192 miembros que componen la ONU. Y es que hemos de contar que son 86 países los que criminalizan la homosexualidad y la transexualidad, y 7 más donde no es del todo legal (es decir, la mayoría). Sin ir más lejos, en contra de la declaración ya se han posicionado un nutrido grupo de países musulmanes, así como varios estados africanos, asiáticos y caribeños. La postura más cómica (si no fuera porque de lo que estamos hablando, de muertos y encarcelados por razón de orientación o identidad sexual, es algo muy serio) es la sostenida por el Vaticano, que de no haber cambio de viento, al parecer ahora no se opondrían abiertamente a la declaración, aunque eso sí, con bastantes matices. De todas formas los del otro lado del Tíber mantienen su enconada oposición sotto voce, lo cual, dicho sea de paso, ha permitido alimentar la postura de los países musulmanes radicales y de otros, de raigambre católica, como los caribeños. En fin, sin comentarios…
Por otro lado, respecto a la categoría legal de esta iniciativa, se debe puntualizar que las declaraciones de la Asamblea General de la ONU no son jurídicamente vinculantes. Por tanto, el valor del documento que salga será tan sólo político. Ni aun contando con la mayoría de firmas, esta declaración tendría poder ejecutivo sobre las legislaciones particulares de países miembros de la ONU.
En este contexto, el propósito de la UE sólo puede ser el de conseguir sumar voluntades a su iniciativa, con el fin de que ésta adquiera más fuerza. Según dicen, con este documento se pretende crear una dinámica en favor de la despenalización que la haga realmente posible. Dicho de otro modo, se pretende disponer de fuerza moral para poder presionar, caso a caso, país por país, hasta lograr el objetivo final (que a mi juicio es, hoy por hoy, inalcanzable).
Por último, el documento no busca crear una nueva norma de derecho, sino que los conceptos abordados en él se han tomado a partir de textos ya existentes. El corazón de la propuesta es sin duda el párrafo undécimo (hay un total de trece) en el que se pide a los países que tomen "las medidas necesarias, administrativas y legislativas, para garantizar que la orientación sexual y la identidad de género no sean bajo ninguna circunstancia causa de sanción penal, en particular ejecución, arresto o detención".
En resumen, en breve veremos cuáles son las conclusiones de todo esto. Es muy posible que el viernes ya dispongamos de la noticia, aunque esta vez habrá que buscarla en la letra pequeña de los diarios. El miedo que me da es que acabe como tantas de esas iniciativas que partiendo de políticos abonados al titular de diario y la grandilocuencia, como Sarkozy, suelen acabar en agua de borrajas.
Creo, además, que de haber próximos éxitos en esta materia, éstos van a venir, más por la vía de otras iniciativas, que a través de declaraciones que no cuenten ni con el apoyo de 60 países. Por ejemplo, en la India, durante todo el 2008 se está produciendo un debate político en torno al tema. Actualmente el Alto Tribunal de Nueva Delhi delibera sobre una demanda presentada por un grupo de activistas gays con el fin de que se despenalice la homosexualidad. La ley que penaliza la homosexualidad en India es una norma de la época colonial británica que prohíbe las “relaciones carnales contra el orden de la naturaleza” y que supone que la homosexualidad se castigue con diez años de prisión y una multa.
Con independencia de los movimientos de protesta internos, otra vía para la despenalización de la homosexualidad parece estar vinculada a la lucha contra el VIH. Se está demostrando que los países que protegen a los homosexuales de la discriminación, también logran mejores resultados en lo referido a protección contra el VIH, llegando a duplicarse el porcentaje de cobertura de sus servicios de prevención del VIH.
En cualquier caso y sea como fuere, lo importante es sumar cuantos más países mejor.
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