Pompeya, un viaje en el tiempo. I parte, la historia de Pompeii

Si quieres adentrarte en el modo de vida de la antigua Roma, o incluso en el de la época greco-helenística, no existe otro lugar mejor en el mundo como el conjunto de los sitios arqueológicos vesubianos: Pompei, Ercolano, Oplontis, Boscoreale, Stabia y el Museo Archeologico Nazionale di Napoli. Todos ellos constituyen una meta de peregrinación obligada para cualquier arqueólogo, historiador o filólogo clásico, pero también para cualquier amante de la historia y cultura del hombre. De entre los 5 sitios arqueológicos, además del museo, destaca por su fama, magnitud y riqueza, la mítica Pompeya.

Es precisamente a Pompeya a lo que voy a dedicar los próximos 3 posts. En el primero, a continuación, pretendo introduciros muy brevemente a la importancia de Pompeya, su historia y sus principales elementos. En el segundo os dejaré 2 vídeos sobre los últimos días de esta antigua ciudad. Finalmente, el tercero lo dedicaré a facilitaros algunos datos prácticos, para acabar presentándoos el objetivo central de todo esto: un trabajo fotográfico de 500 fotos que permite hacer una relativamente completa visita virtual por las excavaciones de Pompeya, un paseo fotográfico a través del yacimiento con el que podréis caminar por sus calles, entrar en sus casas y monumentos, curiosear por sus necrópolis y murallas y admirar pinturas, esculturas y demás restos de esta antigua ciudad perdida.


POMPEII.

Pompeii fue una antigua ciudad de la actual región de Campania (Italia), levantada sobre una loma a la orilla del río Sarno y al pie de un entonces inactivo (o durmiente) volcán Vesubio. Su origen es incierto, pero parece ser que ya en el VI a.C. se edificó la primera muralla. En esta primera comunidad pompeyana convivían elementos locales (de origen osco), etruscos y griegos. En el V a.C. los samnitas, tribus de las zonas montañosas de Campania y Puglia, ocuparon la región, sometiendo una a una a las comunidades vesubianas. Durante la dominación samnita, la ciudad se embelleció, creciendo en torno al área de los foros. A fines del S. IV, el poderío samnita obligó a intervenir en la zona a la incipiente potencia romana y fruto de ello, Pompeya entró a formar parte de la órbita de Roma en calidad de aliada (290 a.C.). La alianza romana con los itálicos terminó precipitadamente en los años 90-89 a.C., cuando estos se rebelaron en el transcurso de la denominada Guerra_Social, exigiendo para sí una dignidad social y política igual a la de Roma. Resultado de esta guerra fue la definitiva ocupación romana de Pompeya en el 80 a.C. que corrió a cargo de Sila. Nacía entonces la colonia Cornelia Veneria Pompeyaanorum.

A partir de este momento la ciudad se desarrolló rápidamente: sus barriadas crecieron en dirección a occidente, se crearon nuevas termas, se levantó un anfiteatro y se erigieron y embellecieron monumentos. Pompeii pronto alcanzaría los 20.000 habitantes, convirtiéndose en un eje comercial regional. Sin embargo, en el 62 d.C. un terrible terremoto arrasó la región, dañando seriamente a toda la localidad. Los trabajos de reconstrucción se iniciaron con presteza, pero dificultados por nuevos movimientos sísmicos y el coste de la operación, acabarían por prolongarse durante años. La historia de Pompeii acabó abruptamente, en un fatídico día de otoño del 79 d.C. cuando el Vesubio entró en erupción. La mayoría de sus habitantes, pese a ignorar lo que estaba ocurriendo, supo huir a tiempo. De esta forma, los fuegos, gases y cenizas del Vesubio sólo dieron cuenta de unas 2000 personas. Tras el desastre de Pompeya, el emperador Tito se planteó su inmediata reconstrucción, pero finalmente se desechó la idea debido al enorme coste que suponía. La ciudad quedó así abandonada, no sin antes ser expoliada en tiempos del emperador Septimio Severo, momento a partir del cual Pompeii caería en el olvido de los tiempos.


PRINCIPALES ELEMENTOS.

Dado que la erupción vesubiana sólo arrasó algunos elementos de la ciudad (los pisos superiores o las estructuras de madera) y a pesar de los expolios, antiguos y modernos, Pompeya sigue constituyendo, hoy por hoy, el principal yacimiento de la Roma tardo-republicana y alto-imperial. Además, ejemplifica como pocos la interacción entre los modelos de urbanismo griego y etrusco. Su compleja secuencia ocupacional (poblada alternativamente por oscos, griegos, etruscos, samnitas y romanos), tiene su reflejo en la planta urbana de Pompeya, la cual no muestra ejes de orientación principales en torno al Foro (típica planta romana), sino que varias regiones más o menos ortogonales, discordantes entre sí.

De la época samnita son el Foro triangular y el barrio al norte del Foro, donde destacan las casas del Fauno y Samnita, ambas con restos del primer estilo pictórico pompeyano. Las termas de Estabia son del II a.C. aunque edificadas sobre una construcción anterior.

La fundación colonial a partir del 80 a.C. conllevó la construcción del templo de Venus, el odeón, el anfiteatro y las termas suburbanas. Ya en época de los julio-claudios se construyó la palestra, situada junto al anfiteatro, el templo de la Fortuna Augusta, así como la mayor parte de las casas del área occidental.

Por su parte, el foro pompeyano se erigió en el II a.C. aunque algunos de sus edificios, como el templo de Apolo, tienen su origen con anterioridad a esta fecha. El foro adopta la forma de una plaza alargada presidida por el Capitolio (dedicado a la tríada capitolina) y, en el otro extremo, la curia y los edificios administrativos como el Comitium (para la elección de los magistrados de la colonia), el Suggestum (para las contiones) o la basílica (para la administración de justicia). El Foro cuenta, igualmente, con otros edificios religiosos como el Larario Público, el Templo de Vespasiano o el Templo de Eumaquia, además de otros de carácter civil: graneros, termas y el macellum o mercado.



POMPEI / POMPEYA, EXCAVACIONES ACTUALES.

Pompeya permaneció dormida y abandonada hasta convertirse en una ciudad perdida. Su redescubrimiento data de 1594 cuando Domenico Fontana, un arquitecto, tropezó por casualidad con varias de sus ruinas en el transcurso de la construcción de un canal. No fue, sin embargo, hasta 1748 cuando Carlos III de Borbón, por entonces rey de Nápoles, inició el programa de excavaciones que tendría su cénit en el transcurso del XIX y que perdura hoy. Actualmente, de las 66 hectáreas del yacimiento, sólo 45 han sido excavadas. Aunque muchos de sus restos muebles (pinturas, estatuas, objetos de adorno o mosaicos) fueron expoliados en la época antigua y en los siglos XVIII y XIX, en el museo Archeologico Nazionale di Napoli se conserva un nutrido elenco de objetos recuperados, por lo que su visita es imprescindible.

En definitiva, la importancia histórico-arqueológica de Pompeya es de primera magnitud para el estudio del urbanismo, edilicia, arquitectura y pintura, romanas, así como la musivaria, cultura y sociedad romano-helenística, además de por otras muchas razones. Por todas ellas, Pompeya y el resto de los yacimientos vesubianos, forman parte del Patrimonio mundial de la Unesco y constituyen un destino turístico de primer orden.

CONTINÚA EN UNA SEGUNDA Y TERCERA PARTE donde podréis encontrar el álbum con 500 fotografías comentadas para hacer un viaje virtual por el yacimiento de Pompeya.

7 Comentarios:

22 de marzo de 2009, 18:45 Anónimo dijo...

Pues a ver si cuelgas ya las fotos. Ahora me has dejado con la miel en los labios. Un beso. Gloria.

22 de marzo de 2009, 19:19 Francisco Galván dijo...

Grata sorpresa y mayor aún cuando he leído que dedicarás otros dos posta Pompeya. Los leeré, sin duda (este lo hice solo por encima. Mañana lo leeré con calma) estuve en Pompeya hace un millón de años, casi antes de la desagracia del vesubio, y me gustó mucho.

22 de marzo de 2009, 22:34 Juan Carlos López dijo...

Estupendo trabajo. Tengo que decirte que guardo grato recuerdo de la casa de Popea en Oplontis. Pompeya es impresionante, desde luego; pero, en determinadas épocas, insufrible por masificación. Cosa que no ocurría donde digo.

23 de marzo de 2009, 13:41 Francisco Galván dijo...

Gracias otra vez por este trabajo, Santi. Lo acabo de leer y me parece muy interesante. Aguardo a las demás entregas como si de una telenovela se tratara. ¿Sabes lo que me ha parecido más curioso? Que fuera Carlos III, el mejor alcalde de Madrid (como lo llaman) quien se tomara en serio eso de recuperar Pompeya. Se ve que España se le quedaba pequeña...

23 de marzo de 2009, 14:18 Unknown dijo...

Juan Carlos, ¡no dejas de sorprenderme! No me digas que has estado en Oplontis... Eres la primera persona que conozco que ha ido (incluyo en el saco a unas 70 personas de la zona).

Cuando yo fui estuve completamente solo. No había nadie. Qué lástima que sea un sitio tan poco conocido porque vale la pena alternarlo con la visita a Herculano -en la misma jornada-. ¿Has visto la foto que tengo puesta?

Además, como era tarde e invierno se puso el sol enseguida y había una parte que la hice completamente a oscuras. Esperé en vano que se me apareciese el espíritu de Nerón, pero lo más que vi fue un gato. ¿Sería la reencarnación de Popea?

Pues Francisco, Carlos III fue un gran rey de Nápoles. Reformó el Estado, la ciudad, lo embelleció y mandó levantar grandes monumentos como el palacio de la Reggia di Caserta de Vanvitelli (muy al gusto borbónico). Pero como fue llamado a las españas para reyear, la reforma quedó inacabada. Al menos a él se debe el incicio de la recuperación de Pompeya y Herculano para la plebe.

23 de marzo de 2009, 17:16 Juan Carlos López dijo...

Aseguro a los que leyeren y, en especial, a Santi, que con un poco de organización y buen olfato veinte días en Nápoles dan para un rato. Oplontis llama menos la atención, porque la fama se la han concedido a Pompeya y Herculano. El yacimiento es como más familiar. En cuanto a la casa de Popea supera con creces a las más famosas de los otros yacimientos, con el aliciente de que casi la puedes ver solito.

Es como lo que sucede, por ejemplo, con Roma. Sin desmerecer San Pedro, para mí un tanto ciclópea y asfixiante y, por supuesto, los museos vaticanos (qué le vamos a hacer: no me oiga B16), me quedo con el Panteón de Agripa o, más en cristiano, San Juan de Letrán. Si buscamos un caso comparable en España, para que me entendáis, está muy bien Santiago, que abruma demasiado; pero a dos o tres kilómetros, junto al Sar, está la recoleta iglesia de Santa María. Si yo creyera un poco en lo que nos cuentan los que dicen que creen, más emocionante sería mi devoción junto al río que no besándole el pie al Cristo del Pórtico.

28 de marzo de 2009, 15:16 Sergio dijo...

La de veces que te he dicho (o pensado) que lo tuyo es hacerte tu propia publicación de historia. A mi me gusta que me la expliquen así. Me tienes que llevar a todos estos sitios, no sé como no se nos ocurrió antes. Por cierto, a mi también se me ocurren ejemplos de sitios masificados con pequeñas joyas cerca que pasan desapercibidas. Tenemos que ir juntos a ver Santa María de Eunate. Te gustará mucho.